Una vez conocidos muchos de los aspectos sobre el consumo, deberíamos hablar desde el punto de vista educativo. Se pretende, o se debería pretender, educar en valores sobre el consumo y todo lo relacionado con el medioambiente a los más pequeños.
La educación para el consumo puede entenderse como un proceso de desarrollo personal que tiene lugar en contextos en los que niños y adolescentes adquieren conocimientos y competencias relevantes, tanto directa (compra y uso de los productos) como indirecta (motivos de la compra, uso de los productos, actitudes y valores). Así se hacen consumidores responsables en su proceso de elaboración de la identidad.
Tras la constatación de la crisis vivida desde el año 2009, se debe en gran medida al consumo excesivo, claramente por encima de las propias posibilidades, llevado a cabo por todo tipo de organismos, instituciones y personas, aún resulta más necesario replantearse seriamente lo que supone consumir de manera responsable.
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